Talca, hallacas y libertad
Llegué a Santiago, Chile, desde Buenos Aires, Argentina, el domingo 8 de diciembre, siendo recibido por mi hijo Luis Tomás y mis sobrinos Ibrahim, Lorena, Betsy y Michel, lo cual me alegró mucho. Luego de breve tiempo de permanencia, Luis Tomás y yo salimos en dirección a Talca, región del Maule.
Llegué a Talca con el corazón lleno de expectativas y alegría. Mi objetivo
era claro: visitar a mi hijo Luis Tomás y su maravillosa familia después de
tres largos años de ausencia. Mi nieta Marie, con su dulce sonrisa, mi nuera
Roxana, siempre acogedora, y sus padres Miguel y Amalia, quienes me recibieron
con los brazos abiertos, formaban parte de este reencuentro tan esperado.
Además, tuve el placer de reencontrarme con Miguel, hermano de Roxana; su
esposa Maivelin; y su hija, la joven gimnasta María de Fátima, cuya energía y
determinación son siempre inspiradoras. La ocasión sería aún más especial
porque pasaría las fiestas navideñas en su compañía, rodeado de amor y alegría.
Uno de los momentos que más esperaba era revivir una tradición que llevamos
en el corazón: la elaboración de las hallacas, ese arte culinario ancestral de
Venezuela. Participar en su preparación, compartir risas mientras envolvemos el
relleno en las hojas de plátano, y finalmente degustarlas en Navidad y Año
Nuevo, son momentos memorables. Todo ello en un ambiente de paz y armonía,
mientras compartimos la esperanza de que el 2025 traerá la libertad para
Venezuela y su pueblo, liberándolo de la dictadura que tanto lo agobia.
En ese contexto de reflexión y gratitud, decidí dar un paseo por la Plaza de
Armas de Talca. En una de sus esquinas se encuentra el monumento de Bernardo
O'Higgins, plasmado en el acto de firmar el Acta de Independencia de Chile.
Este lugar, cargado de simbolismo, me llevó a reflexionar sobre la importancia
de la libertad y las luchas que han forjado las naciones de nuestra América
Latina.
El proceso de independencia de Chile se inserta en las luchas emancipadoras hispanoamericanas del siglo XIX. Aunque todo comenzó con la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810, no fue sino hasta el 12 de febrero de 1818 cuando la independencia se consolidó oficialmente con la firma del Acta en Talca. Bernardo O'Higgins, como líder patriótico, desempeñó un papel crucial en este proceso.
La firma del Acta de Independencia simbolizó la ruptura definitiva con
España y reafirmó el derecho del pueblo chileno a gobernarse de manera
soberana. Este documento, además de su relevancia política, tuvo un impacto
simbólico al legitimar la lucha independentista y marcar el inicio de una nueva
nación. El camino hacia este logro estuvo marcado por eventos como la victoria
en la Batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 y la necesidad de
formalizar la independencia un año después en Talca.
El contenido del Acta declaraba la libertad e independencia de Chile frente
a cualquier dominación extranjera, destacando los principios de igualdad y
soberanía. Tras su proclamación, la lucha por la independencia continuó hasta
la victoria definitiva en la Batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818. Esta
gesta histórica consolidó la identidad nacional chilena y dejó un legado
imperecedero, con Bernardo O'Higgins inmortalizado como el "Padre de la
Patria".
Mientras observaba el monumento en la Plaza de Armas, no pude evitar pensar
en los paralelismos entre la lucha de Chile por su independencia y los anhelos
de libertad de Venezuela. La historia nos enseña que la perseverancia y la
unión pueden superar las adversidades más grandes. Además, hoy más que nunca,
estoy convencido de que Venezuela cuenta con el liderazgo adecuado para
alcanzar y dirigir al país hacia la libertad, la democracia, la soberanía y la
prosperidad que tanto anhelamos.
Al regresar con mi familia, el espíritu navideño y las reflexiones sobre la
libertad se entrelazaron, llenando el hogar de esperanza y fortaleza. En esos
momentos, comprendí que la esencia de la Navidad no está solo en las
tradiciones o en los banquetes, sino en el amor compartido y la esperanza de un
futuro mejor para todos.
La libertad, en cualquiera de sus formas, es un
valor que trasciende fronteras y generaciones. Así como Chile logró su
independencia gracias al esfuerzo colectivo, cada uno de nosotros, desde
nuestra trinchera, puede aportar para construir un mundo más justo y libre. Y
en cada gesto de amor, en cada sonrisa compartida, reafirmamos nuestra
capacidad de resistir y de soñar con un mañana lleno de luz.
Hoy, más que nunca, creo firmemente que la libertad de Venezuela es inminente. Con un liderazgo fundamentado en valores de justicia, libertad, amor y el espíritu inquebrantable del pueblo, nuestra nación logrará emerger de las sombras hacia una nueva era de prosperidad, democracia y soberanía.
El futuro de Venezuela será brillante, y
juntos construiremos el país que siempre hemos soñado.
Luis Cruz
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